Evalúe el pulso en la escena


Evalúe el pulso

Nuestro primer objetivo al evaluar la circulación es determinar si el pulso del paciente está presente y es adecuado.  Examine el pulso sintiendo la arteria radial en el extremo distal del antebrazo; si no se puede sentir en la arteria radial, examine la arteria carótida en el cuello.  Si no puede palpar el pulso en un paciente inconsciente, inicie la Reanimación Cardio Pulmonar (RCP).  Si dispone de un desfibrilador automático externo (DAE), fíjelo y siga las indicaciones de la voz, de acuerdo con su protocolo local.  El DAE está indicado para uso en un paciente médico que no tenga menos de ocho años de edad y que pese mínimo 25 kilos, y que además ha sido evaluado como inconsciente, apneico y sin pulso.

Un DAE, con cojinetes pediátricos especiales, está indicado para uso en pacientes médicos pediátricos entre 1 y 7 años de edad que se han encontrado inconscientes, apneicos y sin pulso.

Si el paciente tiene pulso pero no está respirando, proporcione respiraciones a una frecuencia de 12 respiraciones por minuto para adultos y 20 respiraciones por minuto para un lactante o niño.   Continúe examinando el pulso para evaluar la eficacia de sus ventilaciones.  Si en algún punto el pulso se pierde, inicie RCP y aplique el DAE, si es indicado.  La ausencia aparente del pulso en un paciente consiente no es causado por un paro cardiaco.  Por lo tanto nunca inicie RCP ni use un DAE en un paciente consiente.

Después de definir que el pulso está presente, determine sus características.  Esto se realiza evaluando, la frecuencia, ritmo y fuerza de pulso.  En un adulto la frecuencia normal del pulso en reposo es de 60 a 80 latidos por minutos y puede ser de 100 latidos por minuto en paciente geriátricos.  En pediatría, en general, mientras menor es el paciente más rápida será la frecuencia del pulso.  El número preciso de pulsaciones por minuto no es tan importante como obtener la sensación de que la frecuencia es demasiado lenta, está en límites normales o es demasiado rápida.  Con la practica podrá desarrollar la sensación de percibir la frecuencia del pulso sin contar las pulsaciones; esto lo ayudara a mejorar su evaluación inicial, y le permitirá enfocar su atención en encontrar problemas potenciales que pongan la vida en peligro.

Un pulso que es demasiado lento o demasiado rápido, puede cambiar las decisiones relacionadas con el transporte del paciente.  El pulso debe sentirse fácilmente en la arteria radial o en la arteria carótida, y tener un patrón regular.  Si es difícil de sentir o es irregular, es posible que el paciente tenga problemas con en su sistema circulatorio y seguramente puede necesitar una evaluación adicional más adelante en su valoración.

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